19 de diciembre de 2012

Como una cadena

Interminable y sinuosa. Una sucesión de sentimientos, una fibra de colores concatenados. Frío no correspondido, sofoco no merecido. El deseo, una cruel cadena llena de mentiras y verdades, donde la felicidad es independiente y juega al margen. Una cadena que nos ata, un recordatorio de nuestra debilidad. Una oda a la estupidez humana, ¿pues hay ser más estúpido que el hombre? Podrá sufrir y ahondar en sus llagas, pero seguirá forcejeando la cadena que es la realidad. Una realidad que quiere evitar, ignorar y dar por inexistente. 

Pero tarde o temprano la luz la iluminará, la cadena se fundirá y su tonta esperanza no habrá sido en vano.


18 de diciembre de 2012

Cenizas de un diario

Como un libro interminable, una historia de extremos. Las lenguas doradas torturan las páginas, mis recuerdos, gritando silenciosamente entre las chispas. Quiero arrancar las páginas, vilmente olvidarlas en el fuego, pero mi yo idiota se niega, él sueña. Me obligará a salvaguardar las páginas, esconder el dolor en la oscuridad absoluta de mi ser. En rincones donde no fluya el tiempo y las preguntas no lleguen. Y allí esperarán, hasta que el tiempo pase, el olvido las mine o la luz las salve.


9 de diciembre de 2012

Hijos del odio

Son soldados de una armada divina, aplastados por botas de oro en dolorosas procesiones. Pobres sufridores con embudos incrustados en sus cráneos dando paso a mentiras elaboradas durante más de veinte siglos. Mentes programadas en el arte de la hipocresía, nombra al padre y será blasfemia pero deberás permitirle tachar de hereje al adorador de otras imágenes. 

Las enseñanzas del nazareno ya están olvidadas, y venden su cara como souvenir en sus templos. Arte en balde dedicado a la fe, olvidando la belleza de la realidad y del ser. Piedras y mármoles consagrados a la ignorancia, torres tan altas para llegar a las puertas de luz. Predica la verdad acompañada de opio, será entonces morfina para el desesperado. 

Soy tu salvación pues ya no temerás tu muerte, ahora temerás al señor. Predica la paz y la humildad con armas y báculos de oro, excúsate pues quien da ejemplo no eres tú, sino el crucificado en Galilea. 

Y será feliz y justo el mundo, cuando la religión se limite al individuo, cuando deje de tiranizar la sociedad. Hasta entonces, los necios seremos los idiotas que nos resistimos a dar por perdida nuestra voluntad, los hijos del odio hacia todo lo divino, los ciegos que no deseamos ver la luz. 

Lo que ellos no saben, es que a nosotros nos ilumina el sol sobre nuestras cabezas, y no sus lámparas de aceite desprendiendo aromas narcotizantes.


7 de diciembre de 2012

Vodevil

Túneles, madrigueras, laberintos perdidos bajo la realidad. Eternidades anhelando lo que está más allá de su poder. La esperanza bombea la poca sangre que atraviesa sus venas y el miedo espera tras cada esquina. Pasos perdidos en la niebla que lo guían al dolor, al dolor del cual la incredulidad le había protegido. No más mantos de ignorancia, asfixia la inocencia con placer, deja entonces que las luces rojas alimenten su felicidad.   

Maquinista sin cambio, no hay monedas que dar. El viaje es sólo de ida, la vuelta pertenece al feliz. Tú, alma en pena, muerto en vida; vagarás por senderos vacíos guiado por recuerdos efímeros de aquello que añoras. Rodeado de tormentas y perseguido por la rabia, producto de la realidad que tus ojos ven. Y emulando a la dama Justicia, estará cegada, y todo será dolor y amargura.

¿Dónde quedó la sonrisa? Superficialmente impuesta por su estúpida bondad. Quiere poder creer en ser fuerte, pero no es más que un estúpido. Ahoga sus penas solitariamente con cuartas doradas, rasga las etiquetas involuntariamente, fruto de la inquietud. El techo de su dormitorio es su frío cine, sobre el cual proyecta recuerdos cálidos. Vive en recuerdos y en recuerdos se muere. Aconseja el aconsejado.

Delirios violentos, se lamenta por lo que eligió no hacer, un hombre y no un esclavo. ¿Debió o actuó bien? Gánese su odio a golpes al buitre que ignoró. Ahora se lamenta, y teme que en un futuro deje de importarle. Dicen que vivas el presente, recordando el pasado y esperando el futuro. Todos asienten y aplauden al ingenio, excepto él. ¿Él? Él ríe. Él se ríe de este chiste. Un comediante que ríe del gag que es su realidad. Una cruel broma pesada.