13 de julio de 2018

Parecía.

Parecía simple y disfrutable cuando se miraba sin perspectiva, como el ver una carretera desde el aire. Se sentía perfecto, una apuesta en seguro, y se olía lo dulce y fresco del deseo sano.

Pero no. Porque la simpleza esconde complejidad, lo fácil deriva en difícil y lo perfecto en dramático. Se diluyen más luces, más nombres y más roles. Se aspira en el aire el regusto amargo del saber que el final hará costra.

Cambia el camino, no el destino.