Como el caviar que explota
en sus bocas liberando aromas de mar
explotarán mis venas cuando
mi corazón no lata nunca más.
Y así descienda la niebla
a los campos de duda y miedo,
por un futuro en el que el Sol y la Luna
no mueran más en su feudo.
Ojos oscuros jamás lúcidos
ahora llorosos por la mentira vil,
añora y desprecia cual hielo y fuego
recuerdos ya fríos que tornan añil.
En una terrible dualidad
fruto de mi mente enferma e insana,
mi cuerpo, coraza de cuero
mi alma, ya sin mañana.
Dirige así sus pasos cual caminante errante
y los acantilados grises le esperarán
y la murria le invade, recordando tiempos felices
para así luego no levantarse jamás.
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