Las enseñanzas del nazareno ya están olvidadas, y venden su cara como souvenir en sus templos. Arte en balde dedicado a la fe, olvidando la belleza de la realidad y del ser. Piedras y mármoles consagrados a la ignorancia, torres tan altas para llegar a las puertas de luz. Predica la verdad acompañada de opio, será entonces morfina para el desesperado.
Soy tu salvación pues ya no temerás tu muerte, ahora temerás al señor. Predica la paz y la humildad con armas y báculos de oro, excúsate pues quien da ejemplo no eres tú, sino el crucificado en Galilea.
Y será feliz y justo el mundo, cuando la religión se limite al individuo, cuando deje de tiranizar la sociedad. Hasta entonces, los necios seremos los idiotas que nos resistimos a dar por perdida nuestra voluntad, los hijos del odio hacia todo lo divino, los ciegos que no deseamos ver la luz.
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